viernes, 23 de septiembre de 2011

Vacaciones en BA. ( II )

El segundo lugar elegido es Las Salinas. Al Norte de Salta. Es la segunda excursión que realizamos.Se trata de una superficie completamente salada, la cual no puede ser explotada por las multinacionales, pero sí por las familias que viven ahí. Es un tipo de Sal no apta por el consumo, ya que no tiene Yodo. Lo que hace que si se toma, en un largo periodo de tiempo, produce problemas en el intestino.

La carretera que llega hasta el medio, en donde hay una pequeña casa en donde aprovechan para sacar sal las familias de la zona, parece como la típica carretera del desierto, que cuando miras a un lado solo hay desierto, y cuando miras al otro lado hay lo mismo. Pues aquí igual, pero Sal. Y al fondo muy al fondo, rodeado de montañas. Estamos a unos 3000 metros de altura, lo que hace que estar mareado sea probable. Aunque aquí la hoja de Coca es legal, asique parece que no hay problemas...
Aquí aparece toda la gente de la escursión, en general muy simpaticos, y lo más curioso que el 50% eran argentinos, 20% Españoles, 10% Israelies, 10% Franceses y 10% Colombianos. Muy PLURI-CULTURAL.
Algo curioso de las salinas, aparte de las vistas y de la sensación (de la cual hablaré ahora después) son las fotografías que puedes sacar, a las cuales puedes "burlar" la perspectiva y con ello la realidad. Aquí os dejo algunos ejemplos:


En este lugar me hubiera gustado comer tranquilamente, sentado en el desierto salado, y ver como pasaba el tiempo... pero no hubo tanto tiempo. Sin embargo, las sensaciones que se podian captar eran suficientes como para escribir unas lineas:

El ruido no existía, el sol era cegador. Se aconsejaba usar gafas de sol, debido a que el efecto de la sal era parecido al de la nieve. El sol que recibias en 15 minutos, era equivalente al que recibias en una hora tumbado en la playa. Pese a todo, a mi no me gusta ningún tipo de gafa, por lo que parecía un chino con los ojos casi cerrados. Pere no importaba, ese silencio casi absoluto, sólo roto momentaneamente por el viento o por algún turista, te invadía y te hacía sentir un granito de sal en medio de toda aquella superficie salada.

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